Mírame – Basílica San Juan De Dios

El Barroco, desarrollado entre finales del siglo XVI y bien entrado el XVIII, surge como un lenguaje artístico cargado de teatralidad, dinamismo e ilusión, que busca conmover y persuadir al espectador. Más que una mera abstracción, el Barroco convierte las ideas en imágenes, transformando la vida misma en un escenario, como señaló Calderón de la Barca en El gran teatro del mundo.

Este período histórico se define por profundas contradicciones: ostentación y ascetismo, poder y fragilidad, apariencia y verdad. El arte, en todas sus manifestaciones, cumple una doble función: impresionar a través de la grandiosidad y al mismo tiempo transmitir con intensidad un mensaje ideológico y espiritual. En su exceso expresivo, percibido a veces como ampuloso o efectista, late un orden interno que refleja la tensión vital de la época.

La Basílica de San Juan de Dios, joya del barroco andaluz, resume de manera ejemplar este espíritu, ofreciendo una síntesis de lo sensorial y lo trascendente, lo espectacular y lo devoto, en una obra que condensa la esencia misma de un tiempo en el que el arte aspiraba a ser una experiencia total.